Todos los cenotes te pueden impresionar, cada uno por distintos motivos. No existe “el mejor cenote”, en realidad esto depende  de ti. Algunas personas disfrutan de las entradas de luz filtrándose bajo el agua; otras disfrutan de las estalactitas que decoran el techo. Dependiendo de lo que te atraiga tus cenotes predilectos serán unos u otros

Visibilidad perfecta

El agua de la mayoría de los cenotes es cristalina, más de 60 metros. El límite lo marca lo que tu vista alcance o la potencia de tu foco. La sensación al bucear es estar literalmente volando entre estalactitas y paisajes rocosos. No hay partículas en el agua y solo algunos peces de agua dulce te recuerdan de vez en cuando que estas sumergido.

Para la fotografía las condiciones de visibilidad son siempre excelentes solo tienes que preocuparte por conseguir tu mejor toma!. No bucearás en un agua tan transparente como en los cenotes.

Las aberturas de los cenotes varían en su tamaño y forma. Aquellos con aberturas amplias permiten que el sol se filtre ofreciendo espectáculos de luz bajo el agua. En otros un simple agujero sin importancia en el techo puede provocar un laser de luz bajo el agua cuando es sol está en su cenit.

Hasta la cámara más sencilla puede sacar una foto de premio aquí.

Cortinas de rayos de sol desde la superficie hasta las rocas en el fondo, haces de luz que penetran en el agua como si una nave espacial estuviera por abducirnos, contraluces de árboles, ramas, estalactitas con una luz celestial a sus espaldas… hay momentos de belleza que dejan sin aliento.

 Los espeleotemas

Quizá lo más obvio: las estalactitas y estalagmitas son objetos con los que estamos familiarizados, muchos hemos caminado en cuevas secas antes. Pero deja de ser obvio cuando uno ve cientos de ellas formando una suerte de catedral gótica, paisajes y formas impensables. Aquí el ojo va descubriendo poco a poco a medida que desplazamos nuestra luz alrededor y no deja de asombrar. Volar en este paisaje atravesando columnas creadas hace millones de años es algo mágico.

La haloclina

Los cenotes a nivel superficial tienen agua dulce. Pero los ríos subterráneos se comunican con el mar. En algunos cenotes llegamos a bucear por debajo del nivel del mar encontrando entonces agua salada. El lugar donde se unen ambas aguas, dulce y salada, es lo que conocemos como haloclina. Al ser aguas de distintas densidades se mantienen separadas, como un vaso con agua y aceite. Desde el agua dulce la percepción del agua salada es como un falso fondo. Si entramos en el agua salada “rompemos” la haloclina, mezclando al pasar ambas aguas y dejando a nuestro paso un rastro de apariencia aceitosa que durará hasta que ambas aguas vuelvan a separarse. Este efecto de “romper” la haloclina da lugar a imágenes y sensaciones espectaculares. Aquí tienes un video donde podrás ver mejor la haloclina en los cenotes.

Las nubes de ácido sulfídrico

En algunos cenotes se da un fenómeno muy especial. Son cenotes profundos donde encontramos agua dulce y salada. En el fondo, material orgánico (árboles, hojas y ramas) lleva miles de años descomponiéndose y liberando gases. Estos gases quedan atrapados entre el agua salada y el agua dulce, en la haloclina, y disueltos asemejan nubes de formas variadas y extrañas. El gas que forma estas nubes es ácido sulfhídrico, de olor bastante desagradable y nocivo para los seres humanos en dosis altas. Atravesar la capa de nube entre el agua dulce y el agua salada es una experiencia irrepetible.

Todas estas palabras no pueden describir como merece cada una de estas maravillas y mucho menos sustituir la experiencia de estar allí. Solo hay una manera de averiguar que te apasiona de los cenotes  y es bucear en ellos. Aquí tienes un video que te puede ayudar un poco más a conocerlos antes de venir a bucear! 8 motivos para bucear en los cenotes.

Y si estás listo para la aventura, aquí tienes toda información para reservar nuestras excursiones de buceo a cenotes.

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